Bed & Breakfast con encanto en Lisboa. La Casa das Janelas com vista

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Un viaje muy especial a Lisboa con alguien aún más especial y en un alojamiento ESSSSPECIAL hacen que este lugar sea ¿ESPECIAL? :)

Lisboa me ha sorprendido muchísimo, aun siendo tal y como me la esperaba, de aspecto decadente pero una ciudad de luz con muchísimo encanto.

La capital portuguesa merecía una visita de 4 días al menos para captar toda su esencia y vaya si la captamos...Baixa, Alfama, Barrio Alto, Chiado, Belém... el puente 25 de Abril, el monumento a Cristo Rei....Un maravilloso lugar, del que no podré olvidarme. Los fados, la gastronomía, las calles, las gentes...y la casa das janelas com vista, un lugar al que estoy deseando volver.

Todo era especial...la fachada de la casa, típica portuguesa, la entrada, tan peculiar, con unas escaleras que conducen hacia arriba a las habitaciones y hacia abajo a la recepción, el salón, la cocina y el patio....pero que SALÓN, que COCINA...!! Cuando desciendes por las escaleras encuentras un espacio único,  decorado con mucho mimo y buen gusto donde desayunar, leer, conversar, disfrutar de un buen vino portugués, una copita o un té :)   

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De repente me encontré con todos los muebles vintage e industriales y detalles que tanto me gustan! El armario pintado a mano, las sillas de los Eames, las sillas y mesas de jardín de hierro decapadas.., el balancín, las mesitas de café, las letras industriales, las lámparas, el espejo sol de latón, la cocina abierta al salón... mmmmaravillosa, con una gran mesa de roble y una alacena en el que se acumulaban los fantásticos platos, bandejas, jarras, vasos, tazas, azucareros, vinagreras de todos los estilos y colores... (me quedaba embobada viendola y con dificultades para escoger ese día la vajilla con la que desayunar :) El suelo de hormigón, los ventiladores del techo..., todo era genial!!!

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En las habitaciones....más de lo mismo!! El suelo de madera, la mesa de hierro, el armario pintado a mano, la butaca antigua, las mantitas de lana, la cama tan agradable con sus almohaditas mulliditas.. y los cuartos de baño amplios, luminosos y perfumados con esencias refrescantes.... Todo sensibilidad en un hotel distinto en diseño y en concepto situado en la zona más tranquila del bullicioso Barrio Alto que te hacía sentir en Lisboa como en casa.

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Tras dos días de vida lisboeta y estando una noche tomando una copita en el patio del hotel conocimos a Carmen, una de las propietarias, que había ido allí a pasar el fin de semana, ya que reside en Barcelona. Una mujer encantadora con la que estuvimos un ratito y que tuvo el detalle esa misma noche de ofrecernos a la de YA :) una de las habitaciones con las vistas más bonitas. Cuando abrimos la ventana... nos quedamos sin palabras. La vista era espectacular. Podíamos ver prácticamente toda la ciudad a la luz de la luna. Por la mañana, mientras contemplábamos las vistas de nuevo, escuchábamos en la calle vecina las notas de piano, violín, viola o trompeta que salían del Conservatorio de Música... y de nuevo comenzábamos el día paseando sin parar, sintiéndonos como un par de lisboetas en Lisboa y deseando detener el tiempo.